Sensaciones

Empresas saludables

Como periodista interesada en salud, creo que esta no es algo que solo compete al sistema sanitario, sino que todos, desde cualquier ámbito, estamos implicados en ella. Se hace salud desde la consulta de Atención Primaria, pero también desde una clase de arte o desde una sala de baile. Y las relaciones humanas son también una fuente de salud emocional increíble.
Lo hemos visto en la pandemia, donde el confinamiento, desgraciadamente, ha empeorado el pronóstico vital de muchas personas mayores. Todas las instituciones o entidades, y no solo el sistema de salud, pueden contribuir a la salud ciudadana; desde Ayuntamientos, asociaciones o empresas. De hecho, las empresas del siglo XXI cada vez están más comprometidas con la salud de sus empleados. Todo el mundo sabe que un empleado feliz trabaja mejor. Pero de cada vez hay más consciencia de la responsabilidad social que tiene toda empresa, por cuanto que aglutina a un grupo de persona, y tiene un papel importante en la comunidad en la que se establece.
Llegará un día en el que las relaciones tóxicas estarán penalizadas a través de un sistema de vigilancia que mire por la salud psicológica de los empleados. Donde se superen totalmente acciones como el mobbing empresarial o situaciones como el estrés, que llevan al sufrimiento y a las bajas laborales, es decir, a la enfermedad.
No solo como empresarios, sino como trabajadores, debemos tomar conciencia de la importancia que tiene no promover bajo ningún concepto este tipo de conductas. Mejorar las relaciones interpersonales, a partir de la educación y el respeto, y promover entornos de trabajo saludables es un gran reto empresarial, en el que todos, desde cualquier puesto, estamos implicados.
Desgraciadamente, hoy, las consultas de los médicos de familia y de los psicólogos están sobrecargadas de pacientes que, después de mucho tiempo de angustia, de desgaste profesional, han sido capaces de decir basta. Muchos de estas personas acabarán medicalizadas con antidepresivos, etc., puede que incluso de por vida. Es hora de hacer un paso al frente y empezar a trabajar con empresas saludables de verdad.
La comunicación, la buena comunicación, es una buena herramienta para la salud laboral. Establecer buenas relaciones interpersonales, ya lo hemos dicho de diferentes maneras, es la mejor medicina.  

Sensaciones

Pronósticos

Mucho antes de la pandemia, el doctor Víctor Montori se refería en su conferencia The end of EBM (el final de la Medicina Basada en Evidencia) a que los intereses de la medicina industrializada habían producido en ocasiones errores, sesgos, fraudes, manipulación y publicación incompleta de la evidencia a su favor. Y como esto la había hecho fracasar. En diciembre de 2013, a petición de la revista Minessota Medicine, Montori se atrevío a predecir el futuro de la medicina en 2033, diciendo que dentro de diez años recordaremos la segunda década de este siglo como la de la decadencia de la medicina industrializada y la de la rebelión de los pacientes. La industria de la salud entrará en declive, porque en su búsqueda de ganancias, dijo, no podrá satisfacer las necesidades de todas las personas que deseen mantener y recuperar su salud. Las personas se rebelarán cuando se den cuenta de que la evidencia científica que debe guiar su atención médica está a veces contaminada por propósitos distintos a la claridad y la precisión. Las personas se rebelarán cuando vean que los enfermos no mejoran con un exceso de atención médica o de medicalización. Las personas se rebelarán cuando se den cuenta de que la medicina industrializada no ayuda a las personas a prevenir las enfermedades. Las personas se rebelarán cuando esta industria prácticamente extinga a las personas sanas. Desde su nacimiento, todas las personas estarán enfermas o correrán el riesgo de enfermarse, y ambos grupos deberán consumir atención médica hasta, o incluso después de, su último aliento. Y aquí viene la parte mejor de su discurso para conservar la salud y construir un futuro con más esperanza. Los pacientes revolucionarios exigirán atención médica para todos, brindada sin prisas, con respeto y competencia por profesionales que se interesen por cada persona individualmente. El cuidado se brindará de manera que se ajuste a las preferencias informadas del paciente y a su situación específica. La investigación que informe este cuidado será lo suficientemente independiente y rigurosa, y los estudios serán lo suficientemente amplios como para responder a las preguntas importantes de los pacientes. La rebelión de los pacientes se centrará en la salud, en la capacidad de las personas para cumplir sus funciones y sus anhelos vitales. Todo esto lo dijo Montori a modo de pensamiento mágico, con el deseo de que tales predicciones pudieran mejorar nuestro mañana y evitar el peor de sus pronósticos.

Hoy, toca reivindicar más que nunca una Atención Primaria fuerte, tal y como la concebíamos, con su papel esencial en cuidados, prevención, en acciones de salud comunitaria, con una atención longitudinal, etc.

Sensaciones

Cuidados artificiales

Hands of love son unos guantes que imitan el tacto humano y que han sido pensados para pacientes con coronavirus. Dos enfermeras de Brasil han encontrado esta manera de ayudar a los pacientes, dice la noticia, consiguiendo paliar la soledad a través de estos guantes de látex finos en el los que insertan agua caliente, emulando la sensación del contacto humano cuando se colocan alrededor de la mano de una persona que está en la UCI. Según afirman sus creadoras, dos enfermeras de Brasil, Semei Araújo Cunha y Vanessa Formenton, el paciente experimenta así la sensación de que alguien le coge la mano. Y añaden que estos guantes ofrecen diversidad de beneficios, incluso más allá del apoyo emocional, como el aumento del flujo sanguíneo.
La noticia me sorprende, y aunque la buena voluntad de la que nace es indiscutible y encomiable, pienso en la sorpresa (o tristeza) que puede experimentar una persona en la UCI si alguna vez percibe con sus ojos que la sensación de abrigo no es por la compañía que tiene a su lado o por un verdadero tacto, sino porque lleva pegado este invento de látex.
De la misma forma, me pregunto si aceptaríamos o daríamos como válido, si alguien nos lo preguntara previamente, que en la soledad de una cama de hospital nos colocaran tal artilugio. También pienso si el redactor que explica la noticia con tanta euforia se ha preguntado todo esto antes de escribirla. Me viene aquí la frase del sociólogo y filósofo francés Edgar Morin cuando en su twitter estos días manifestaba que el desarrollo inaudito de la tecnología nos obliga a un plus de consciencia. El tema de la inteligencia artificial en los cuidados, que bien podría a través de robots instalados al lado del paciente ofrecer toda una serie de apoyos emocionales, como reproducción de la voz de seres queridos, musicoterapia, etc., es válido siempre y cuando no nos dejemos llevar por una euforia excesiva que deje de lado la ética o el verdadero sentido de lo humano. Una de las demandas principales por parte de los profesionales sanitarios y desde prácticamente todos los diferentes niveles asistenciales en la pandemia ha sido la necesidad de contar con más recursos humanos, por el valor de los cuidados.
La experiencia contada de este guante me recuerda el día que en la cola de un supermercado de la Península una cajera explicaba a los clientes con gran entusiasmo el funcionamiento del nuevo sistema de autopago que estaban implementando; totalmente automático e individual, capaz de prescindir incluso del servicio por el cual esta persona estaba contratada.

Columna de Opinión publicada en Diari Menorca de día 27 de abril de 2021

Sensaciones

Periodismo sanitario

Los periodistas tenemos fama de saber un poco de todo y en general un conocimiento poco especializado, compensado, en parte, ejerciendo de forma constante en una u otra área. El periodismo que estamos viendo en los medios con el protagonismo de las noticias de salud y su trascendencia ha puesto de manifiesto la necesidad, quizás, de adquirir más competencias académicas relacionadas con el mundo sanitario desde sus escuelas o facultades. En otros tiempos como estudiantes de Periodismo tuve la suerte de tener asignaturas relacionadas con el Derecho, la Economía, la Historia, el Pensamiento, la Literatura o la Sociología, para un conocimiento transversal del funcionamiento del mundo y de la sociedad, así como de las normas o leyes que los rigen. Pero de la misma forma que aprendimos conocimientos generales sobre nuestro sistema económico, político y jurídico, para entender sus fundamentos más esenciales, deberíamos posiblemente haber adquirido competencias sobre el sistema sanitario, que considero de enorme relevancia, y porque incumbe la salud, la vida de las personas. Afortunadamente, asignaturas opcionales como Periodismo científico permitían tener algunas nociones para saber interpretar grosso modo, pongamos por caso, los resultados de un ensayo científico. No haber adquirido siempre el conocimiento específico dentro de este ámbito es lo que, en mi opinión, nos ha llevado a ejercer un periodismo con la covid donde nos ha faltado a menudo la interpretación, además del papel crítico esencial en los medios, de los mensajes desde el mundo sanitario, que precisan a veces de un discernimiento más técnico para poder contrastarse o contextualizarse. La contrapartida o ventaja de una carrera universitaria como Periodismo, con una formación tan amplia o transversal, es que permite estar abiertos y entender, entre otras cosas, el peso que tienen no solo las ciencias empíricas sino sobre todo las ciencias humanísticas y sociales en la interpretación de las noticias o los acontecimientos, es decir, en la comprensión de la vida. De hecho, esta falta de visión transversal en la gestión y en las medidas de la pandemia, que ha prescindido de un verdadero punto de vista desde la Economía, la Sociología, la Psicología, la Educación o la Pedagogía ha sido, a mi modo de ver, uno de sus grandes errores. Recupero en este sentido la entrevista realizada hace unos años al ya desaparecido médico antropólogo Francisco Maglio, quien recomendaba lo siguiente a sus alumnos: «Lea El Quijote, vaya a la humanidad y vuelva».

Columna de Opinión publicada en Diari Menorca de día 23 de marzo de 2021

Sensaciones

L’impacte de la covid en la dona

La covid té gran impacte en la perspectiva de gènere; en la bretxa econòmica i de la salut o en situacions de violència de gènere, agreujades ara o no detectades. Ja no era bona la situació abans, ni en la igualtat de condicions laborals, amb sous més baixos i més càrrega en la conciliació familiar; ni en l’atenció mèdica o sanitària, degut, principalment, al domini d’una ciència androcèntrica, amb mancança de coneixements específics de les malalties en les dones, que són minimitzades sovint amb psicofàrmacs. Les dones són tractades fins a cinc vegades més amb antidepressius i tranquil·litzants. I diferents estudis mostren que el temps mitjà per a l’obtenció d’un diagnòstic es duplica en les dones. Aquesta invisibilització amaga sovint diferents mites o estereotips: la menor probabilitat de patir una aturada cardíaca o l’atribució a causes hormonals dels seus mals. Sigui com sigui, la manera específica que tenen les dones de patir, per la seva biologia, acaba sumant patologies, amb més complexitat de gestió  i possibilitat d’incomprensió o de ser titllades d’exagerades. Quan, en realitat, segons expliquen diverses anàlisis, moltes de les seves malalties no han estat tractades mai. Per acabar-ho de complicar, les dones són més vulnerables a la covid-19. Especialment, perquè la feminització de professions sanitàries i socials fa que estiguin més exposades al contagi. Les dones també són les principals cuidadores a les llars, amb menors, persones majors o malalts. Però és que, a sobre, el percentatge femení de treball temporal o a temps parcial les exposen a més precarietat i a oficis sense possibilitat de teletreball. La crisi econòmica les colpeja més també perquè bona part de les dones treballa en sectors clarament afectats, com restauració o turisme. I fins i tot la malaltia discrimina per raons de gènere, si no en les formes més greus, sí en la covid persistent, que afecta més a elles, amb deteriorament pulmonar, ansietat, depressió, fatiga o debilitat muscular. Després, la dependència econòmica ha incrementat situacions de violència de gènere, per no parlar de la presó que significa el confinament a casa per a les dones que en són víctimes. Per últim, la disminució de l’assistència sanitària presencial a favor de la telemedicina dificulta el paper essencial de l’Atenció Primària en la detecció precoç d’aquesta violència. Ara més que mai, cal recordar canals com l’Institut Balear de la dona, amb el telèfon 971 178 989, el Servei d’Urgències 112, el 016, o la possibilitat d’enviar un missatge de whatsapp al 639 837 476.

Article publicat a la secció d’Opinió de Diari Menorca de dia 8 de març de 2021

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La música y su consuelo

Un enlace al concierto de Año nuevo de la Filarmónica de Viena de 2010, dirigida magistral y alegremente por George Prêtre, con la emoción compartida en los aplausos, me hizo pensar en lo necesaria que es la música y sus actos públicos para el júbilo de vida, y en lo faltos que estamos. Ya por sí sola, la música nos une; nos conecta con nuestro propio ser, con los demás y con la existencia misma. Es una idea del pensador y poeta Ramón Andrés en el ensayo Filosofía y consuelo de la música, donde se refiere a que la música hace del hombre un ser comunicante, capaz de decir ‘yo’ pero también ‘nosotros’. Y nos recuerda que en la ritualidad primitiva la música era un vehículo para promover la cohesión colectiva, ya fuera a través de ceremonias mágicas o invocando el mundo de los difuntos. La música es más antigua que la literatura y tiene una función principal también contra el olvido: cantar las leyes, por ejemplo, prolongaba su vigencia. Así, la música y custodiarla en la mente a fin de salvaguardarla del olvido fue un modo de enraizarse al pasado, de vivir en él. De hecho, su etimología, tal y como me recuerda el maestro Joan Elías, a quien debo el acierto de este libro, procede del griego mousikḗ, que explica este memorar. «La melodía, el ritmo, son contrarios a la pérdida». Y desde luego, las melodías de nuestras vidas tienen el poder ahora mismo de transportarnos a la memoria, individual o colectiva, y actuar como una especie de medicina. Copio textualmente: «Ciertamente, una de las facultades mayores de la música -acaso la más importante- es la de prestar consuelo, que los griegos refirieron con términos como euthymeín, que significa ‘aliviar el ánimo’. La música es, por tanto, un consuelo para poder revivir y para poder vivir, además de «un conjuro para combatir la desazón de lo común del destino humano», que es como aquí queda reflejado. En el prólogo, el escritor Elias Canetti explica elogiando este ensayo que escribir sobre música es también una forma de conservar nuestra irrenunciable reserva de libertad. «Llegará un tiempo en el que solo a través de ella podremos escabullirnos de las estrechas mallas de las funciones; y conservarla como una reserva de libertad poderosa y no influida deberá considerarse como la tarea más importante de la vida espiritual futura».

(Mi agradecimiento a Carles Marquès, por regalarme la música que me ha permitido volver al universo cultural anterior a la pandemia, y a Joan Elías, por el marco filosófico de este libro sobre la contribución de la música, como del arte en general, a la salud humana).

Artículo de Opinión publicado en Diari Menorca el 5/01/2021

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Virus edadista

El virus discrimina por razón de edad. Ha sido la gota que ha colmado el vaso en una sociedad donde las personas mayores y la vejez en general ya estaban excluidas en cierta forma. Si algo ha caracterizado el final del siglo XX y lo que llevamos del XXI es esta manera de tratar a nuestros ancianos, que no pone en valor nada de la persona que todavía se es a pesar de la edad o quién se ha sido. Aunque todos envejecemos. La covid-19 se ceba en esta población ya discriminada y apartada de cánones, modelos o estilos de vida, en un mundo cada vez más digitalizado. El virus no tiene corazón. Ni nosotros podemos presumir como personas de haberlo tenido en la gestión de la pandemia. El paternalismo sanitario les trata a menudo como a niños, decidiendo por ellos. Y son conejillos de india, en cierta forma, al priorizar la vejez como colectivo vulnerable con las vacunas. Las imágenes en televisión del momento en el que estas personas mayores dan el brazo para ser inoculadas no han mostrado alegría sino tristeza. No tanto porque la ciencia vaya a cometer aquí una atrocidad, que no lo creemos, sino por su absoluta indefensión en estos momentos. Y por el miedo, que decide también por ellos.
En la calle, una mujer de cierta edad andaba un día de estos tapándose la boca con la mano, preocupada porque se había olvidado la mascarilla al salir de casa. Qué municipal, o qué policía, podría haberse atrevido a multar a aquella mujer, que era víctima y no culpable de este coronavirus, tan cruel con las personas de su generación. Tendrían que estar exentas de multas, tendrían que tener prioridad absoluta en los ambulatorios. Y en las residencias de ancianos, tratadas a cuerpo de rey. Pero han sido, por fuerza mayor, relegadas a la soledad del aislamiento, que ha causado más depresión y deterioro de su salud. Este virus es edadista; maltrata a los ancianos. Para suplirlo, tendríamos que volcarnos en ellos. Y sin embargo, el miedo al contagio es un freno para la necesaria excelencia en el cuidado. Los besos, los abrazos, las caricias, todo se hace ahora con distancia. Las mascarillas esconden sonrisas y la gesticulación adecuada para dar la información que reciben las personas con problemas de audición. Este miedo deshumaniza. El virus y sus medidas están siendo inhumanos. Señoras y señores gestores de la pandemia, cuando dicen que este año no pensemos en la Navidad, acuérdense de lo que significa para el tiempo de nuestros mayores poder reunir a toda la familia. Para compensarlo, al menos, procuren no escatimar ni un recurso en su bienestar. Se lo debemos. 

Artículo de opinión publicado en Diario Menorca el día 15/12/2020

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Telemedicina

La doctora Rosa Taberner és adjunta al Servei de Dermatologia de l’Hospital Son Llàtzer de Palma i autora del blog de divulgació Dermapixel. El doctor Gabriel Mercadal, per altra banda, és adjunt de Farmàcia Hospitalària de l’Hospital Mateu Orfila de Maó. Parlam amb aquests dos professionals de la salut de la telemedicina, de les possibilitats que ofereix en aquests moments per fer seguiment a pacients crònics, per poder avançar diagnòstics o tractaments.

També de la necessitat en el marc de la covid-19 d’accelerar per part de l’Administració i les societats mèdiques un nou marc legal que permeti aprofitar amb més seguretat jurídica i deontològica les possibilitats de la utilització d’aquests mitjans, «que han vingut per quedar-se», tot i que coincideixen en la necessitat de combinar les consultes presencials. Amb ells hem parlat també de covid-19 i simptomatologia vinculada a alteracions dermatològiques, a més del pla de vacunació, d’eficàcia i seguretat de les vacunes en les dates previstes.

En els darrers mesos s’ha hagut de fer seguiment dels pacients a través d’eines telemàtiques, explica el Dr. Mercadal. Des de l’Hospital Mateu Orfila, per exemple, s’ha fet una feina multidisciplinària amb qüestionaris de qualitat de vida amb pacients amb psoriasi enviats via email i per tal de poder evaluar els pacients. D’aquesta manera, el Servei de Farmàcia de l’Hospital Mateu Orfila podia veure si estaven ben controlats, per si s’havia de fer un canvi de tractament, etc.

La Dra. Rosa Taberner explica que la Dermatologia és una especialitat molt visual, i que enviant una fotografia juntament amb informació clínica es pot moltes vegades avançar un diagnòstic. Però no basta una foto -aclareix-, perquè també solen ser necessàries, a més d’aquesta informació clínica, proves complementàries. La teledermatologia permet, això sí, saber si el pacient s’ha de veure de forma preferent o si requereix una consulta presencial. Per tant, la telemedicina és una eina molt útil fer un cribratge, per saber quins pacients s’han de veure de forma prioritària, assegura.

El Dr. Mercadal, en aquesta línia, explica que la telemedicina permet optimitzar consultes. I que facilita moltes vegades la vida als pacients, donat que hi ha consultes que es poden resoldre per via telemàtica, evitant els desplaçaments.

Sobre els límits legals, la doctora Taberner parla de que s’han de tenir molt en compte, i que el reglament de protecció de dades europeu segueix vigent també amb la pandèmia. La tecnologia existeix i s’han de donar les eines i la protecció legal, afirma. El marc legal no està adequat a la situació actual que vivim, afegeix el doctor Mercadal; tal com s’ha fet, diu, a altres països, com els Estats Units. La doctora Taberner, en aquest sentit, diu que són les administracions les que haurien de facilitar aquest marc per tal de facilitar fer telemedicina i poder-la fer amb tots els estàndards de legalitat i seguretat.

El codi deontològic de la Medicina estava, de fet, en contra d’aquestes pràctiques -explica la doctora Taberner- quan va començar la pandèmia, i es van haver de canviar alguns articles per tal d’adaptar la normativa a algunes pràctiques d’aquesta telemedicina. 
Necessitam que les administracions, sobretot les societats científiques, afirma el doctor Mercadal, s’adaptin en aquesta situació, com ho estan fet els països del nostre entorn. I donar cabuda en aquest tipus d’assistència, que és vàlida i ha vingut per quedar-se, afegeix. Mentrestant, és bàsic signar els consentiments informats que els pacients autoritzen per fer aquesta telemedicina, conclouen.

Escolta l’audio de l’entrevista

  

Sensaciones

Resiliencia social

La Alianza de Salud Comunitaria, plataforma de organizaciones e instituciones, a través de su observatorio para este tiempo de emergencia, pone la atención en iniciativas y acciones de personas y colectivos que han funcionado estos meses para lanzar un manifiesto que dé una respuesta comunitaria a una pandemia que es inminentemente social. El abordaje del sistema sanitario actual está centrado en la enfermedad, con un enfoque biomédico y hospitalocentrista que, en su opinión, olvida la promoción de salud y la participación comunitaria. Cuando sería eficaz -remarcan- dar protagonismo a la ciudadanía y a sus organizaciones, permitiendo su empoderamiento, entendiendo que forman parte de la solución y no del problema, y huyendo de la estigmatización y de la culpa hacia el otro. El afrontamiento de la pandemia implica una intervención conjunta de toda la sociedad, en la que se aprenda a convivir con la covid, diseñando nuevas formas de proteger a las personas más vulnerables, promoviendo la educación y el desarrollo social de la infancia y juventud, mejorando la calidad de vida, la interacción social y los cuidados personales.
El potencial de los cuidados y el valor de los servicios de personas a personas fue justamente destacado la semana pasada, coincidiendo con el Día del Cuidador, durante la intervención que el catedrático de salud pública Ildefonso Hernández hizo en un debate organizado por la plataforma Menorca pel Clima. En ella hablaba del valor de estas acciones humanas, más allá de fármacos o recursos materiales, con el ejemplo del beneficio de cuidadores sociales, enfermería, fisioterapeutas, psicólogos, etc. Invertir en personas, en definitiva, en un diálogo local (la Isla lo facilita) que implique a instituciones y servicios públicos; atención primaria de salud, servicios sociales, educación, asociaciones y otros. Redes de personas mejor organizadas que hagan accesible el conocimiento, detecten necesidades y promuevan mecanismos de cooperación, aumentando el alcance de las intervenciones, abarcando a toda la población de una forma más eficaz. La resiliencia comunitaria es la capacidad de hacer frente a situaciones de emergencia y poder recuperarse. Pero precisa de estas políticas de promoción de la salud con la participación de ciudadanos y organizaciones y de la dotación de recursos para la contratación de distintos servicios, que ya son urgentes. El marco teórico, los sistemas de gobernanza, ha sido muy trabajado estos años en el ámbito de la salud pública y la salud comunitaria. Solo falta ponerlo en práctica.

(Artículo de opinión publicado en Diari Menorca el 1o/11/2020)

Sensaciones

Profesión enfermera

En la sala de cirugía menor estaban el médico, una residente atenta en prácticas y una enfermera que ejercía de maestra de ceremonias, guiando al paciente e invitándole a entrar y a tumbarse en la camilla. Todo esto lo hacía con una sonrisa que no se veía detrás de la mascarilla, pero que el paciente percibía de una forma tan clara que casi podría decir que no llevaba este artilugio cubriéndole la cara. No había miedo en aquel contacto, a pesar de que se respiraba covid-19 en la atmósfera y del protocolo de hidroalcohol con el que se invitaba al paciente a untar las manos. Tampoco distancia, y si la había, era puramente física, y no la recuerda. En todo esto tenía mucho que ver la forma de trabajar de aquella enfermera volcada, literalmente, en la atención al paciente, quien no ocultó su temor ante el procedimiento que iba a efectuarse en su brazo. El médico tuvo una actitud muy correcta como cirujano, explicando tranquilamente la intervención. Pero era la enfermera quien ofrecía el acompañamiento psicológico necesario. El paciente advirtió de que tenía la tensión algo baja y que la aprensión podría contribuir a un pequeño desmayo. Pero no sucedió, porque aquella enfermera, empatizando con el paciente, transformó el miedo en una conversación cordial en la que lo invitaba a participar continuamente, mientras el médico y la residente procedían con la operación. Hablaron de sus respectivos pueblos de origen, de sus trabajos y, cómo no, de la covid-19. La enfermera señaló la mascarilla como el gran escudo protector, defendiendo su eficacia y con la experiencia de la cercanía con pacientes de los profesionales sanitarios como prueba de que esta protección funcionaba. De hecho, ella llevaba dos mascarillas, una encima de la otra. Pero solo su actitud o su vocación podían explicar la valentía con la que cortaba la distancia. Porque es verdad que el miedo a la infección crea distancias descomunales, también emocionales, que bien podrían afectar a la relación y al trato con el paciente. Pero no era su caso, y era encomiable. Joan Pons, enfermero catalán en primera línea trabajando en un hospital de Reino Unido en la UCI con pacientes de covid-19 y voluntario de la vacuna de la Universidad de Oxford, ha manifestado en reiteradas ocasiones el papel que tiene el número de enfermeras por paciente para reducir el número de muertes. Este colectivo ha manifestado su demanda de reducir las ratios en España. El papel que tiene enfermería en nuestro sistema sanitario y en la lucha contra la covid-19 es esencial y hay que destacarlo.

(Artículo de opinión publicado en Diari Menorca el 27/10/2020)

Sensaciones

Más cine

Cuando casi sin darnos cuenta vamos dando por buenos los rostros monótonos detrás de las máscaras, o empezamos a ver como normal la falta de contacto en las relaciones interpersonales, incluso familiares; justo cuando empezamos a perder el rastro que dejan los abrazos, el cine se convierte en una especie de rescatador de la memoria de nuestro universo colectivo, recordándonos a través de sus películas cómo era hace menos de un año nuestra comunicación no verbal y los gestos que dábamos en las relaciones humanas. ¿Se perderán en parte de nuestra cultura social las caricias y los abrazos, con todo lo que tiene de devastadora esta restricción en personas ancianas, en las relaciones intergeneracionales, entre nietos y abuelos, o en la espontaneidad de la infancia, que deja sin caricias, sin abrazos o sin besos un patio de colegio? La imposición social de lo correcto a la que estamos asistiendo para reducir la pandemia significa una pérdida enorme para el ser humano en tanto que seres emocionales y con una necesidad vital de afecto, relación y contacto. Dice el maestro zen Thich Nhat Hanh que la más profunda de las necesidades humanas es la de amar y ser amado. Las sonrisas sin velo, las caricias, los abrazos son las formas para mostrar el sentimiento de afecto a los demás, incluso (utilizando la jerga fría de este momento) a nuestros no convivientes; a un amigo, sin ir más lejos. Y así, el cine de un domingo por la tarde se convierte ahora en una especie de activo para generar salud, con sus imágenes necesarias de cómo nos relacionábamos para no perder nada de esta herencia social. Gestos de relación a los que, ojalá, sepamos volver cuando hayamos superado este momento o podamos recuperar de forma intacta. Las imágenes de cómo éramos con los demás hace apenas unos meses sirven para no olvidar lo necesario que siguen siendo estas formas naturales de contacto y cómo nos afecta como seres humanos y sociales esta pérdida. Cuidarse en estos tiempos pasa, quizás, por practicar más cine, para no quedarnos huérfanos de todo ello. Por tanto, «Cine, cine, cine; más cine, por favor», como en la canción de Luis Eduardo Aute, porque todo en la historia suele ser muy cíclico, y porque como en la época de la posguerra, cuando era necesario alejarse de la miseria, el cine también ahora nos permite salir un rato de la realidad en la que estamos inmersos; mantener vivos los sueños, seguir vivos o estar despiertos. Aun siendo poco conscientes de ello, seguramente, esta resistencia vuelve a ser ahora muy necesaria.

(Artículo escrito para Diari Menorca y publicado el día 20/10/2020)

Sensaciones

Al revés

Hemos visto cerrar parques y zonas verdes en ciudades con el aval de la ciencia de riesgo sobre todo en espacios interiores y por contactos estrechos, en contra de la necesidad de aire libre, sol y ejercicio físico. Hemos visto medidas que ignoraban condiciones de vida; falta de realidad social hacia personas que no podían permitirse abandonar su trabajo o para quienes el teletrabajo es una película. Hemos visto falta de empatía con la infancia obligada al confinamiento incluso en pisos de pocos metros cuadrados. A padres sin parques por las tardes para sus hijos; a veces, un par de columpios en una urbanización, precintados como zona de alto riesgo. Anhelar la inmunidad de rebaño, pero intentar poner con multas puertas al campo. Pretender que los niños sean como adultos. Inculcar miedo a los jóvenes por su necesidad de socialización, obligados por ello a optar por reuniones de interior en lugar de la calle. A críos con mascarillas hasta los ojos corriendo, haciendo deporte o cruzando solos en patinete una calle de cuatro metros en un pueblo. Hemos visto después estas mascarillas empapadas los días de lluvia sin que nadie con criterio médico les diera ningún consejo sobre el foco de infecciones que suponen mojadas. A pequeños acusados de ser grandes vectores de contagio, que la investigación después ha desmentido, quitando este adjetivo.

Hemos visto a profesores convertidos en policías, por el peso de responsabilidad que les ha caído. A adolescentes aguantando lecciones sobre el virus en pupitres separados a metro y medio los primeros día de clase, sin que con la misma vehemencia haya habido respuesta para colectivos especialmente vulnerables. Hemos visto a abuelos recibir sin guantes caricias inocentes de sus cuidadores y su comida en la boca. Un programa covid pediátrico de soporte para padres preocupados por sus hijos positivos, la mayoría, asintomáticos, sin que paralelamente se haya implementado el programa covid para personas mayores de 75 años, con un alto riesgo, y sin una tecnología accesible, para contactar sin tanta dificultad para ellos, al menos, con su médico de familia. Hemos visto hablar de programas para la cronicidad de forma exhaustiva antes de la pandemia y ya no mencionarla apenas después, a pesar de que tiene que ver con la población más vulnerable y la importancia del autocuidado. Muchos datos de casos covid-19 sin clínica y pocos sobre el aumento de infartos durante este tiempo.

Hemos visto alguna medida al revés, falta de recursos sociales y sanitarios en general, e inculcar más miedo que raciocinio.

Salud

Salud en red

Ferreries tenía previsto celebrar antes del estado de alarma el segundo encuentro de Feim xarxa, iniciativa para integrar los distintos sectores y agentes sociales del pueblo para una mejor convivencia. En aquel momento, la salud comunitaria era uno de los grandes temas que estaban entre los objetivos, junto a la educación, etc., y con la idea de base de que crear una ciudad saludable no compete solo al ámbito sanitario ni se genera únicamente a través de su centro de salud.

Antes de la pandemia, este cambio de paradigma sanitario se perseguía de forma anhelada desde atención primaria con iniciativas como la prescripción social, donde con la ayuda de entidades locales, cada pueblo o ciudad pudiera tener identificados sus activos en salud; desde un gimnasio o clases de baile a un huerto urbano, y para que, una vez bien localizados en un mapa de activos, se pudieran prescribir o recetar a las personas en función de su edad o preferencias en la consulta del médico de familia. Esta idea de la salud y de las ciudades saludables en red ha cobrado fuerza de una forma inevitable ahora con la necesidad de prevenir los contagios y la protección a la población más vulnerable, algo en lo que cada uno tenemos un alto grado de responsabilidad. La salud es cosa de todos y hacerlo posible a nivel comunitario es responsabilidad de los ciudadanos. Y ya no nos resulta extraño ahora ver cómo la promoción de la salud empieza desde entidades locales o incluso desde los ayuntamientos. Lo vemos con la puesta en marcha de sesiones formativas sobre prevención de covid-19 organizadas por el Hospital Mateu Orfila a través de la comisión de presidentes locales de Menorca, con charlas que estarán abiertas a toda la población bajo el título genérico «No ho escampis».

Pasada esta primera parte de la pandemia, profesionales sanitarios y pacientes han puesto sobre la mesa la necesidad de transformar el modelo sanitario para lograr esta deseada medicina centrada en las personas de la que se viene hablando desde hace tiempo. Entre las recomendaciones figura la participación social para que las medidas de salud pública sean más efectivas. Porque es desde la cercanía de lo local y el compromiso de la comunidad como se pueden poner en marcha, por ejemplo, redes de apoyo vecinales como la que hemos visto durante el confinamiento con el trabajo de voluntarios de Ferreries que ofrecían llamadas de teléfono a personas mayores para que no estuvieran tan solas.

El reto es un trabajo multidisciplinar y de manera coordinada con atención primaria, con una visión que vaya más allá de lo puramente sanitario, que tenga en cuenta lo social, lo laboral o lo educativo, y la importancia de todo ello para la salud integral, tanto de las personas como a nivel colectivo.

Artículo para Diari Menorca, publicado el 7/7/2020

Salud

Ejercicio por pastillas

El doctor Fernando Serrano ha practicado un tipo de medicina basado en la prescripción de ejercicio físico en rehabilitación, que es su especialidad, y lo ha impulsado como herramienta terapéutica en tratamiento y en prevención; desde preoperatorios, donde contribuye a una mejor recuperación, a actividad física para evitar riesgos o lesiones laborales, preparando el cuerpo para determinados tipos de movimientos, y especialmente, a través del fortalecimiento de la columna.

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Salud

Lo presencial

En la vuelta paulatina a lo presencial, la profesora de danza Belén Cervantes escribía en sus redes sociales el gozo del reencuentro con sus alumnos: «Volver a mirarnos a los ojos, sentirnos; compartir el cuerpo expresivo, que escucha, que habla». Lo que conocemos, en definitiva, como lenguaje no verbal, fundamental en la comunicación humana. Chicos y jóvenes que han vuelto a sus actividades expresan también el placer de volver a estar juntos, en lugar de compartir por vía telemática desde la soledad de una habitación. Lo cual es síntoma de una sociedad sana.

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Sensaciones

Innovación en farmacia hospitalaria

Gabriel Mercadal, adjunto de dirección de Farmacia Hospitalaria del Mateu Orfila, participó el pasado 8 de abril como ponente en el webinar de ámbito nacional sobre iniciativas de innovación en Farmacia Hospitalaria ante la pandemia de covid-19 y con la experiencia de Menorca en dispensación de fármacos a domicilio.

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Entrevistas, Salud

«La primeras semanas fueron tremendas y agotadoras»

Atención Primaria ha sido el muro de contención de la pandemia. Francisco Jesús Sánchez Cabrera, coordinador médico del Canal Salat de Ciutadella, explica cómo se ha vivido la avalancha de covid-19 en su centro de salud.

(Versión completa de la entrevista Publicada en Diari Menorca el 27/04/2020)

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Punto de vista

¿Qué hay del aire libre y caminar como medicina?

No hemos puesto nada en práctica las prescripciones actuales en el ámbito de la promoción de la salud; hemos desoído el conocimiento médico de siglos pasados y creo que hasta en la cultura griega se reirían de cómo hemos desperdiciado en pleno siglo XXI el beneficio para no enfermar que es el sol o el contacto, caminando, con el aire libre.

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Temas de Comunicación

«Xerradetes» per telèfon que treuen soledat a la gent gran

A partir que un grup de gent demanés a l’Ajuntament de Ferreries què puc fer per ajudar als altres, el consistori va posar en marxa una xarxa de voluntariat destinada a fer companyia mitjançant converses telefòniques a persones del poble que aquests dies passen el confinament totes soles a casa.

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Punto de vista, Reflexiones

Humanismo en tiempo de impás científico

Me encanta ver estos días cómo muchas personas sacan todo su potencial y lo mejor de ellas mismas en beneficio de los demás. Es una de las noticias más positivas de la crisis de este coronavirus, capaz, también, dicho sea de paso, de sacar a relucir las miserias de nuestra sociedad, de las que no pienso hablar en este escrito.

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Salud

XXI Jornades de Salut i qualitat de vida a Ferreries

Aquestes jornades, organitzades per l’Ajuntament de Ferreries, comprenen tres activitats: caminada i nocions de fotografia, a càrrec de Damià Coll; un taller de pintura que indaga en l’art i la creativitat, de la mà de Zulema Bagur, i un taller d’escriptura dels estats d’ànim, impartit per na Sonia Marquès Camps.
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Salud

#desigualtat #Salut

Microrrelats

Un metge que m’escolti
Doctor, no em trobo bé… Tinc alts i baixos. Hi ha dies que no tinc ganes de res. Em manca energia. Em fa mal el cap. Aquesta migranya… El meu home diu que em poso histèrica, que sóc una histèrica.
A la feina, al meu cap no puc explicar-li aquests “sufocos” que m’agafen a mig matí… Em noto cansada… Jo crec que deu ser ja la menopausa… I aquests fills meus que em fan passar una penada…
No, doctor, no he provat mai els ansiolítics… I diu que això em curarà tot el que em passa…?

Salut té nom de dona
Salut té nom de dona. I malaltia. I medicina. I depressió (fins fa poc, relacionada amb la histèria… «Ets una histèrica!»).
I vacuna… especialment si una vacuna relacionada amb el sexe només s’administra a la dona per erradicar un mal de tothom…
I la investigació podria ser una dona… en certa tendència a la discriminació… Les dones viuen més anys que els homes, però pitjor, segons els estudis.
La salut té nom de dona. I lluita.

 

 

Sensaciones

Rere una mirada…, els sentiments

Rere la mirada fotogràfica de Damià Coll, les paraules de 70 autors vinculats a Menorca que posen text al paisatge i a la natura delicadament captada per l’artista. Una natura viscuda, silenciosament mirada, admirada.

 

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Fotografies de racons amagats, de detalls per camins de natura; d’arbres, de rames i de flors, de pedres, del diferents colors del cel i de la mar de Menorca. Aquest llibre respira el goig que causa el paisatge, autèntic sentiment per l’illa.

Potser no n’hi calien de paraules a les fotografies d’en Damià Coll. I ho prova tota la literatura que evoquen per si soles les imatges en boca d’aquests autors. Poesia visual amb poesia moltes vegades. Lletres diverses, textos molt personals gairebé sempre, que manifesten vivències, records i l’emoció d’aquesta natura tan verge encara.

Cada paisatge, cada racó de natura, cada pàgina, és una pàtria per a cadascun dels autors que hi participen. Menorca, quan s’instal·la al cor dels homes…

 

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Damià Coll ens mostra aquesta natura que ho pot tot; fins i tot les pors i les incerteses… Queda palès en aquest llibre… Les paraules es rendeixen a aquests fragments de bellesa fotografiada, captada des de l’ànima. Rere una mirada, un mar de sentiments…

«La més gran declaració d’amor és la que no es fa», diu la frase de Plató escollida per obrir el llibre. Així, aquesta obra, en conjunt, és un homenatge silenciós a Menorca. Un crit que clama, amb la bellesa expressada en les seves pàgines, la conservació del seu paisatge, per sempre més!

@soniamarcamps

Salud

Declaración de Menorca sobre participación en Salud

Comparto el enlace al texto de la Declaración de Menorca sobre participación en Salud, documento consensuado entre los participantes del encuentro “Participación ciudadana en políticas, estrategias y programas de salud” Escuela de Salud Pública de Menorca, 22-23 septiembre 2016, al que tuve el privilegio de asistir.

Comparto y subrayo:

«Entendemos por participación de la ciudadanía en salud la incorporación de los actores sociales al análisis y toma de decisiones sobre las políticas, prioridades, agenda, programas, acciones y presupuestos o decisiones de desinversión en el ámbito sanitario y de la salud pública. Participar es hacer juntos, coproducir las acciones. La participación en salud es un derecho social y supone corresponsabilidad y colaboración entre las partes. La participación en salud tiene efectos positivos demostrados sobre la construcción de comunidad, el desarrollo de la capacidad de autogobierno de la ciudadanía, el logro de resultados en salud, la sostenibilidad del sistema sanitario público y la consecución de equidad en salud en la población. La participación legitima y permite adoptar decisiones más justas y más inteligentes».

Haz clic para acceder a DeclaracionMenorcaParticipacionSalud-ESPM2016(VF).pdf

Sensaciones

Reducir listas de espera es lo primero para el sufrimiento emocional

El médico de familia hace una petición para especialista en agosto. Imposible dar hora; queda en lista de espera. Dan cita al cabo de un mes y medio, para mediados de octubre. Pero unos días antes de la cita, llaman para aplazarla a diciembre…

La enfermera que informa se defiende diciendo que no tiene la culpa. ¿Faltan especialistas?

Pedir una cita para especialista no suele hacerse por capricho. A veces, sorprende el bajo nivel de empatía. Pero lo que frustra de verdad es el bajo nivel de diligencia. Porque, por mucho que haya empatía, la empatía con falta de diligencia o capacidad para solucionar las cosas no sirve de nada.

Llama la atención el poder adjudicado sobre el paciente. El sistema sanitario -me dice un amigo- se ha tomado un poder que nos es suyo sobre las personas. El de decidir sobre su salud y su enfermedad (sobre la vida o la muerte) y tratar estos temas tan delicados a veces con unas maneras y una arrogancia que a muchas personas les genera frustración, les deja fuera de juego, cansados de reclamaciones, a punto de tirar la toalla, de que sea lo que Dios quiera… Conozco más de un caso de soledad ante esta situación.

Soy defensora de la protección emocional del paciente, pero parece que muchas veces falla lo esencial, y si falla lo esencial, lo demás no sirve ya casi de nada. Lo primero es no dejar pasar el tiempo para sanar o salvar vidas. La primera forma de reducir el sufrimiento emocional del paciente es acortar las listas de espera y poner a los profesionales necesarios para dar una atención digna del siglo y la sociedad en los que estamos.

 

Si no trenquem el silenci
morirem en el silenci.
Contra la por és la vida
Raimon

Salud

Hacer salud con actividades que permitan salir de la enfermedad o del malestar emocional

Una propuesta:
Contar con otros puntos o centros de salud para dar soporte emocional y relacional a los pacientes, regulados por los propios centros de salud y con la participación social de entidades como ayuntamientos.

Decía el Dr. Salvador Casado en el Huffingtonpost que los centros de salud están desbordados muchas veces por los pacientes “sanos” pero con malestar emocional o psicológico; porque las personas, en la sociedad compleja en la que vivimos, no sabemos muchas veces gestionar los problemas de la vida o el malestar emocional derivado del modelo social actual. Y a lo mejor no sería exagerado decir que este tipo de problemas inundan las consultas de atención primaria, donde cada vez más se ven casos de ansiedad y se medicalizan más los problemas de la vida.

¿Cómo pueden gestionar este malestar psicológico y social los médicos de familia, cuando atender el malestar psicológico y poder dar herramientas en este ámbito ni siquiera es verdaderamente su campo?

Quizás, se podría dar con apoyo social y público la alternativa a los médicos de familia de derivar a estos pacientes a otro centro o punto de encuentro entre pacientes o ciudadanos donde se tuviera cuidado de lo psicológico y lo emocional, donde se dieran con rigor herramientas de bienestar y de gestión emocional, sobre todo, en la enfermedad.

Un centro que facilitara la relación entre pacientes y el intercambio de experiencias, siguiendo el modelo de las escuelas de pacientes; al tiempo que se fomentara el ejercicio físico y actividades diversas o el contacto con la naturaleza, mediante salidas, paseos o caminatas.

Decía una enfermera experta en este ámbito a quien se planteó la propuesta, que el dolor emocional es mucho más doloroso o insoportable para el ser humano muchas veces que el dolor físico.

Y es más: el malestar emocional que se deriva de una enfermedad muchas veces desborda al propio paciente, incapaz ante la enfermedad de entender de otra manera sus posibilidades de salud (aún ante la enfermedad hay salud) y de hacer frente a su día a día (el cuidado de los hijos, problemas económicos…).

Esta propuesta se basa, así, en la creación de un centro o escuela de pacientes en lo emocional que sirviera de punto de encuentro para ciudadanos, donde tuvieran importancia las relaciones personales, sin necesidad de etiquetas por tipo de enfermedad. De fácil acceso, por tanto, también para pacientes que sufren autoestigma, donde fuera posible crear desde aquí incluso grupos de trabajo en función de la patología una vez estas mismas personas se han abierto a la participación.

Con charlas con ponentes de nivel y prestigio en diferentes ámbitos que proporcionaran herramientas de gestión emocional y de gestión en aspectos relacionados con la salud, como factor de atracción también para llegar a más pacientes o no pacientes (sin distinción).

Talleres que dieran salida a la creatividad de las personas y sacaran al paciente de su rutina de pensamientos en torno a la enfermedad. Actividades relacionadas con el arte, la poesía, la música. Fomentar la escritura o la narrativa de la experiencia personal en la enfermedad como terapia. Actividades relacionadas con el cuerpo. Clases de respiración, de relajación, clases de yoga, masajes, clases de danza, de baile… Porque la diversión alivia. Las relaciones humanas, el arte, la naturaleza son, qué duda cabe, una buena medicina.

Y permiten, muchas veces, sacar al paciente o a la persona de la soledad o del aislamiento.

Un programa de actividades diversas y coordinadas o avaladas por Salud. Un punto de encuentro que permitiera salud saliendo de la enfermedad. Que ofreciera charlas atractivas para pacientes (para ciudadanos en general), y fomentaran la buena gestión emocional, sobre todo en la enfermedad, la buena gestión del día a día y los problemas de la vida y las relaciones. Porque la soledad es hoy una de las causas principales de malestar emocional.

Una medicina preventiva, a la vez, porque es sabido que el malestar psicológico puede acabar derivando en enfermedad física.

Una escuela de pacientes para dar apoyo psicológico en la enfermedad o malestar, donde se priorizaran las relaciones afectivas, el intercambio de experiencias, las actividades… y donde el objetivo fuera realmente el soporte humano a los pacientes. Un centro de salud fuera del centro de salud, donde entidades cívicas y ciudadanas, y no solo Salud, estuvieran implicadas. Porque una buena evolución social depende seguramente también de la buena salud emocional de las personas que conforman la sociedad.

Con un programa de buenas prácticas de salud y soporte al paciente, en línea con esta atención sanitaria más humana, una medicina personalizada donde lo que cuenta son realmente las personas. Y donde al mismo tiempo fuera importante el mensaje de cuidar al cuidador. Y para ello, un apartado de actividades específicas destinadas a aliviar la carga emocional que implica, por el hecho de trabajar con el sufrimiento humano, la labor de los profesionales de la salud.

@soniamarcamps

Salud, Temas de Comunicación

Creació d’un blog i xarxes socials per a professionals de la salut

Taller Creació d’un blog i xarxes socials per a professionals de la salut

 

. Visió general de la Salut 2.0; líders d’opinió i d’informació en l’entorn de la Salut digital

. Projecció professional a través d’un blog i xarxes socials

. Incrementar les relacions entre professionals de la salut, intercanvi d’informació i coneixement.

. Definir el nostre perfil i els objectius de la comunicació que volem establir

. Creació d’un perfil a Twitter

. L’autonomia en la gestió de la comunicació

Imparteix:

SONIA MARQUÈS CAMPS, periodista especialitzada en temes de comunicació i salut.

Divendres, 14 d’octubre

De 16 a 20 hores

Il·ltre. Col·legi Oficial de Metges de Illes Balears. Seu de Menorca

Plaça de Sant Francesc, 18. Maó

Telf.: 971 35 09 96 Fax: 971 35 24 70

colegiomenorca@comib.com

INSCRIPCIÓ:

Complimentar inscripció a: www.comib.com/patronatcientific o a la seu col·legial

Aforament limitat.

*Aquesta formació tanca el cicle de tallers Eines contra el burnout i realització professional.

Pdf del Taller Creació d’un blog i xarxes socials per a professionals de la Salut

Salud

Resolución creativa de consultas difíciles; taller de Víctor Amat en COMIB

Víctor Amat, psicólogo especializado en terapia breve, con una larga trayectoria en temas de salud y como formador de personal sanitario, impartió el pasado viernes 16 de setiembre en COMIB, Col·legi de Metges de les Illes Balears, en la sede de Menorca, un taller destinado a ofrecer herramientas que mejoren la comunicación en la entrevista clínica.

Durante sus cuatro horas de formación a médicos de Menorca, Víctor Amat centró su intervención en la resolución creativa de consultas difíciles o en contextos complicados. El psicólogo hizo una exposición de casos que más que una argumentación racional o cartesiana requieren una lógica de la emoción…

Se refirió a problemáticas como las de pacientes que deberían adelgazar, dejar de fumar o dejar otras conductas que no favorecen una buena salud. Pacientes que ya no requerirían en consulta una argumentación desde la lógica racional (una vez se ha comprobado que es ineficaz porque el problema persiste) sino una lógica que entre en lo psicológico y permita ver o intuir que hay detrás de esta falta de capacidad para el cambio.

Dejando claro, además, que cada paciente necesita una argumentación diferente. Con el tono desenfadado que caracteriza las formaciones de Víctor Amat, y utilizando aquí también su recurso del humor y la risa, durante su intervención fue detallando distintos casos, su problemática y la argumentación que contribuía a provocar un cambio en el paciente.

El taller fue una invitación a los médicos asistentes a practicar en la entrevista clínica esta psicología de la emoción que hay detrás de muchos problemas que no se resuelven y se acaban perpetuando en las consultas de los médicos, en los de atención primaria, básicamente.

Presentación del taller de Víctor Amat Be water… Los errores de los profesionales de la salud en la resolución de conflictos en consulta

Esta formación de Víctor Amat se englobaba dentro del ciclo de talleres antiburnout del profesional de la salud de COMIB.
El psicólogo se refirió al gran trabajo que realizan los médicos en sus consultas a diario. Cuando, muchas veces, tienen su mayor dificultad, no precisamente en el acierto en el diagnóstico, sino en la comunicación. La práctica de una medicina desde la ciencia o la evidencia pero que requiere también de herramientas de psicología.

El leitmotiv de este ciclo de talleres es «cuidar al cuidador». Con el mensaje implícito de que la sociedad también debería tomar consciencia de la importancia que tiene cuidar a los profesionales de la salud. Quienes, cada vez más, atienden a pacientes con síntomas de depresión, ansiedad… donde no hay enfermedad sino muchas veces la incapacidad de gestionar lo cotidiano. Cuidar a los cuidadores es algo prioritario para que el sistema sanitario funcione. No recurrir al autocuidado o no disponer de herramientas para salir del desgaste implícito que lleva el trabajo ya por el hecho mismo de trabajar con la enfermedad y el sufrimiento, acaba afectando también a la salud del propio modelo sanitario y repercute en la sociedad.

Crónica del taller del Dr. Salvador Casado dentro del mismo ciclo: «Saber cuidarse para saber curar»

@soniamarcamps

Entrevistas, Salud

“No podemos curar a todo el mundo, pero podemos cuidar a todo el mundo”

Entrevista a Gabi Heras, creador del Proyecto HU-CI, Humanización de los cuidados intensivos, que tiene el objetivo claro de volver a la atención sanitaria centrada en el ser humano.

El Proyecto HU-CI es un foro y punto de encuentro entre pacientes, familiares y profesionales de la medicina y enfermería intensiva para mejorar desde el punto de vista humano el cuidado asistencial en esta área.

Hoy cuenta ya con un equipo de 22 personas dedicadas a la investigación, formación y docencia; inspira y contagia a sanitarios de otras áreas o especialidades y se va haciendo eco cada vez más en la sociedad. Quizás, porque, al final, todos somos pacientes y todos acabamos agradeciendo un trato asistencial de calidad que cuide también aspectos emocionales.

Gabi Heras se dió cuenta de la UCI que era lo suyo recorriendo hospitales de Bolivia en su último año de carrera a través de una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Allí dice que había pocos medios; los pacientes estaban malísimos e inframonitorizados… Se ‘enganchó’ a estos cuidados y estuvo a punto de quedarse. Pero volvió a España y terminó su carrera en medicina, sabiendo que su especialidad profesional seguramente iría por aquí.

¿Desde tu experiencia como médico intensivista, cuál es tu visión de la UCI en nuestro país?
Nueve de cada diez pacientes de la UCI sobreviven. Comparado con otros países del mundo, las cifras de mortalidad son muy bajas en esta área. El desarrollo tecnológico es brutal, hacemos una medicina muy buena, pero no es suficiente. Además, hay que tratar mejor a las personas y volver a ponerlas, estén enfermas o no, en el centro del sistema.

La recompensa como médico en esta área, cuando salvas una vida, debe ser enorme.
En la UCI vives muchas situaciones de mucho estrés; tienes que estar muy centrado y enfocado en lo que estás haciendo. A veces, hay que hacer las cosas tan rápido que no puedes casi ni pensarlas, y si tú te derrumbas en aquellos momentos, se derrumba el paciente…

Cada vez hay más profesionales de la salud que se contagian de este movimiento a favor de mejorar el trato humano en la sanidad.
Algunos profesionales te dicen: “¿Qué pasa; que no somos humanos?”. Claro que somos humanos… Pero si somos autocríticos desde nuestra profesión podemos hacer las cosas mejor. Hoy, el 90 por ciento de la gente es sensible a esta humanización de la sanidad. A los profesionales de la salud les invitamos a pensar: “¿Qué puedo hacer yo para mejorar el sistema?”. Pero no para cambiar directamente el sistema, sino mi entorno de trabajo con los pacientes, mi día a día con mis compañeros. Y estos pequeños cambios generan cambio, es un movimiento que genera movimiento, una espiral de emociones positivas.

 

<span style="color: #000000;">Gabi Heras escribe a diario a favor de esta medicina de trato más humanizado en su blog <a href="http://www.humanizandoloscuidadosintensivos.com/" target="_blank">http://www.humanizandoloscuidadosintensivos.com</a> y forma ya en distintas áreas y especialidades de la medicina.</span>
Gabi Heras escribe a diario a favor de esta medicina de trato más humanizado en su bloghttp://www.humanizandoloscuidadosintensivos.com y forma ya en distintas áreas y especialidades de la medicina.

 

¿Qué actuaciones vuestras destacarías en la UCI?
Nos preocupamos de cómo están los profesionales de la salud, porque sabemos que si no cuidamos al cuidador el sistema se va a pique. Y por primera vez, alguien se pone a escuchar a las familias, porque las salas de espera están llenas de amor hacia las personas ingresadas, y nosotros decimos que este amor que cura tiene que estar dentro, en la UCI, alargando el tiempo de visitas, por ejemplo.

Otro cambio y una forma además de generar conciencia es escuchar a los pacientes. Estamos inmersos en nuestro día a día, y muchas cosas de cómo viven los pacientes los procesos hospitalarios nos pasan desapercibida. Somos expertos en UCI, pero a lo mejor nunca hemos estado en una cama en cuidados intensivos. Por eso, normalmente, los principales generadores de cambio son los propios profesionales que sí han vivido esto como pacientes y después cuentan la experiencia a sus compañeros. Y a lo mejor te dicen: “¿Te acuerdas de que por la noche nos poníamos a hablar delante del paciente…? Pues, cuando estás ahí tumbado ‘te da por saco’ que se pongan a hablar de fútbol”.

Evitar el ruido nocturno en un hospital o en la UCI…
Sí, aumentar el bienestar, porque el paciente está está rodeado de cables, aparatos y alarmas, además del ruido de otros pacientes que a veces gritan de dolor…

¿Es importante empatizar con el sufrimiento de un paciente?
En las charlas que doy, cada vez me llevo más conmigo a pacientes, porque no es lo mismo que yo hable de un trasplante que que te lo cuente alguien desde su experiencia de trasplantado. Y es una manera de llegar a entender bien este sufrimiento.
Como dicen en paliativos, creo que es verdad que cuando uno se acerca al sufrimiento de las personas esto tiene premio. Cuando te pones en la piel de un paciente, sufres, claro, se te remueven cosas. Históricamente, ha funcionado el que a mí no me afecte, porque parece que es como un bombero, que si se acerca corre el riesgo de quemarse. Pero, ¿qué pasa si como médicos nos acercamos al sufrimiento del paciente? ¿Qué hay de malo en que te afecte o en profundizar en este sentimiento?

Este trabajo, normalmente, es vocacional, si no, creo que no hay quien lo aguante. Acercarte al sufrimiento me llena de energía, me conecta con mi parte más importante como persona y como profesional de la salud. Y cuando uno está conectado con su vocación, es más eficaz, más eficiente, hace mejor su trabajo y es más feliz haciéndolo. Mejora, en definitiva, el trato con el paciente, que percibe que eres más empático con él, y mejora el trato con la familia del paciente. Desde este acercamiento es todo mejor.

¿Se le pregunta al paciente si tiene miedo? ¿Sería bueno preguntárselo y saber cuál es su nivel de angustia?
No se hace; normalmente, no se habla de ello. El miedo, pero el de todos los implicados en el proceso de curación, es invisible… El miedo del paciente, el del médico… Partimos de que parece que tú como médico no puedes fallar y de que no puedes tener este miedo. Porque, claro, si me equivoco, igual el paciente fallece. Pero resulta que el paciente a veces se muere porque se tiene que morir. No podemos curar a todo el mundo, pero podemos cuidar a todo el mundo.

Y cuidar el lado emocional del paciente.
El factor emocional no se mide; no hay monitores para medir esto. Todo lo emocional, normalmente, queda oculto.
Cuando un paciente de la UCI te mira con su nivel de angustia, de miedo, de sufrimiento, con sus ganas de vivir, tú puedes contestarle desde este silencio, con una mirada, con un gesto. Hay pacientes con los que nos comunicamos así, con la mirada. Pero, muchas veces, hay que quererse comunicar con la gente. Porque vamos tan rápido y tenemos tanta prisa asistencial, que aunque nos gustaría dedicarle más tiempo a la gente, no lo hacemos. Y fallamos. Pero yo ya me he dado cuenta de esto, y con cada paciente estoy todo el tiempo que tengo que estar.

No te imaginas lo beneficioso que es sacar a pasear a un paciente de la UCI en el momento que ya está estable. Bajamos a hacerle pruebas a escáner, pero no le sacamos de paseo, y a lo mejor lleva treinta días sin recibir ni la luz del sol ni el aire. Los pacientes cambian de una manera espectacular cuando los sacamos fuera, porque se conectan con la vida, se dan cuenta de que siguen vivos, por decirlo de alguna forma. Luz y aire curan.

Desde este proyecto estamos también contra la rigidez de horarios de visita de la familia, y a favor, por ejemplo, de que participen en los cuidados del paciente. Porque, normalmente, ¿quién le va asear mejor que alguien de su familia que le quiere?

Lo más deshumanizante que puede haber para un paciente hoy en la UCI…
Las sujeciones mecánicas. Un paciente atado es una práctica que atenta contra la dignidad humana. Si lo haces porque no tienes personas suficientes para sujetarlo o porque no tienes protocolo adecuado de sedación, lo que tienes que hacer como profesional de la salud es denunciarlo. Muchas veces, para humanizar lo primero que hay que hacer es poner a más humanos en plantilla o reubicarlos.

Otro de nuestros objetivos es que haya psicólogos para pacientes y para familiares de la UCI. Hay control con sedantes, lo que se denomina sujeciones farmacológicas: si el paciente da guerra, se le seda. Pero si este paciente sufre, nosotros proponemos que esté más unido con su familia, y con esta mejora emocional por la compañía se reduce el consumo de fármacos.

¿Están preparadas las instituciones sanitarias para un cambio de paradigma? ¿Es a través de todos este ruido mediático alrededor de la necesidad de humanizar más los cuidados que van a entrar?
Soy de la opinión de que cada uno sabe por qué hace las cosas. Y si es por imagen, a mí ya me vale, porque esto va a repercutir en la calidad de los cuidados de los pacientes.
El plan ‘humaniza’ en sanidad interesa a todos. Al final, todos somos pacientes; la enfermedad y la muerte son procesos democráticos.

¿Tendría que ser una asignatura más en las facultades de medicina, enfermería, etc.?
Las competencias técnicas son importantes; el enfermo va al médico para que le curen. Pero, como digo, no podemos curar a todo el mundo (de algo tenemos que morir). Cuidar a los pacientes es lo importante.
Por eso, sería interesante ofrecer desde la carrera de medicina o en enfermería herramientas de autocuidado para los propios profesionales de la salud y también para la gestión de sus emociones. O buena formación en comunicación, para saber, por ejemplo, cómo se tienen que dar las malas noticias a los familiares de un paciente… Son asignaturas que a nosotros en medicina nunca nos dieran, y hemos ido aprendiendo por ensayo y error. Si la gente sale aprendida y formada en estas competencias denominadas ‘blandas’; en aspectos que tienen que ver con las relaciones humanas, con la ética, con lo espiritual, en esta educación en valores, que considero tanto o más importante que saber de medicina, esto repercute en la calidad de la asistencia. Y soy de la opinión de que si tú estás humanizado contigo mismo y tienes un alto grado de conciencia, tu entorno mejora.

¿Cuáles son tus herramientas para curarte de todo lo que vives?
El silencio. No estamos acostumbrados a estar diez minutos en silencio, y a mí esto me conecta conmigo mismo. Mi terapia es también expresarme con el mundo escribiendo en mi blog a primera hora de la mañana.

Entiendo que mi trabajo es como otro cualquiera, aunque es verdad que lo vivo con mucha intensidad en todos los aspectos. En momentos muy dramáticos, como cuando fallece un paciente porque se tiene que morir, si has conseguido generar el buen clima para que el paciente lo haga tranquilo con su familia, esto puede ser también un motivo de satisfacción profesional. Porque, a veces, el objetivo es una muerte de calidad. Aunque parece que solo estamos enseñados para que no se muera la gente y que la sanidad española está montada para arreglar cosas. Muchas veces nos ponemos malos por tontos. La gente tiene que ser responsable de su propio cuidado. Un objetivo de la sanidad es educar en salud, en responsabilidad personal, en autocuidado. La sanidad puede ser la palanca de cambio para que toda la sociedad se reeduque en valores.

“La revolución de la emoción se basa en el mejor trato. Usar la tecnología humana, que es la mejor tecnología que llevamos dentro”

 

Vídeos

El cuidado de lo invisible

Morir es otra parte de la vida

Entrevista publicada en www.elemotional.com

@soniamarcamps

Temas de Comunicación

Emprendedor autónomo y autonomía en comunicación

«@soniamarcamps: más que exigir al profesional que tenga habilidades de comunicación, fomentar el deseo de adquirirlas con la satisfacción que da comunicar!»

El emprendedor está, desde luego, obligado a la autonomía, y no solo en régimen laboral. Tener habilidades de comunicación, en un mundo donde lo profesional cada vez se mueve más en lo virtual, es un requisito imprescindible a la hora de narrar bien o contar con objetivos claros nuestros proyectos. ¿La tenemos? Algunos sí; otros, no, está claro. Por eso, más que nunca, en las nuevas formas de organización del trabajo, donde está muy presenta la palabra cooperación (y porque solos no podemos nada), se requieren profesionales de comunicación que marquen un poco el camino y hagan más fácil al emprendedor la tarea de comunicar, de escribir o de proyectarse y ponerse al día en el 2.0.

Y porque las necesidades de economía, muchas veces, no permiten el tiempo para encallarse en la redacción de un texto o averiguar por uno mismo todo el funcionamiento de un gestor de contenidos de una página web o de un blog. Es mi apuesta y en lo que creo: la asesoría en comunicación profesional que enseñe a emprendedores a ser autónomos en su comunicación y en su comunicación 2.0, para que, entre otras muchas cosas, no se pierda su potencial de conocimiento en su ámbito. Porque, seguramente, nadie, en muchos casos, mejor que el creador de un proyecto para explicar en qué consiste y dar contenido diferencial en el área en la que se mueve.

También, para que sea uno mismo quien pueda ir actualizando su perfil al tiempo que va evolucionando su carrera profesional. Y experimentar también por uno mismo la satisfacción que da esta autonomía en la propia gestión de la comunicación; ¡la satisfacción de comunicar tus proyectos, tus ideas, tus progresos!

@soniamarcamps

Salud

Defensa a la educación emocional en Salud

el Emotional magazine se ha ido especializando cada vez más en educación emocional en Salud. Esta es nuestra apuesta.

Una revista donde no hay frontera entre la salud y la enfermedad, ni entre pacientes o personas o ciudadanos. Porque la enfermedad forma parte siempre de alguna etapa de nuestra vida. y vivirla con una buena gestión de lo que sentimos y atendiendo bien las emociones es la mejor forma de sacarle la parte más positiva o de aprendizaje. Y porque aquí la buena gestión y el soporte emocional son más que nunca necesarios.

El desconsuelo, la soledad, el agobio de tener que seguir con la rutina en la enfermedad… necesita de un apoyo psicológio enorme y de una calidad asistencial y humana extraordinaria, a la altura de lo que siente la persona enferma.

Pautas para vivir en la enfermedad. Para empatizar con la enfermedad. Recursos que son progreso en la gestión asistencial de la enfermedad. Esta es nuestra apuesta como medio de comunicación.
Porque introducir la educación emocional en la asistencia sanitaria es sinónimo de progreso social. Y porque nada puede hacer más feliz a una sociedad que sentirse bien atendido, a todos los niveles, psíquico y físico.
Salud consciente, Emociones y Salud, Poesía que cura, Educar con emociones, Aprender a vivir aquí y ahora y en positivo… Son secciones encaminadas al bienestar emocional y a dar herramientas de gestión emocional y de buenas prácticas humanas asistenciales.

Doy las gracias a todos los colaboradores que me acompañan en este proyecto.

«Creo en la asistencia psicólogica y humana en y en la educación emocional como medicina preventiva y cura necesaria en la enfermedad». @soniamarcamps
Salud

Medicina narrativa para pacientes

(A continuación detallo la utilidad, a mi entender, de unos talleres de escritura para pacientes, cuyos relatos puedan ser incorporados a un trabajo riguroso de medicina narrativa).

«El dolor no es estadístico, es una realidad humana que sólo cuenta para quien lo padece de un modo estrictamente subjetivo»
Eduardo H. Grecco

Talleres de escritura dirigidos a pacientes por grupos de dolencias, y basados en la función terapéutica que tiene el relato de la enfermedad y por el interés que tiene esta narrativa para la investigación y el conocimiento médico. Y porque permite, seguramente, a partir de los aspectos subjetivos que surgen al relatar la enfermedad en primera persona, una comprensión más humana y más profunda de una patología y de quienes la padecen.

Un taller enfocado en fomentar la escritura y la competencia narrativa de los pacientes para obtener relatos que puedan ser incorporados a un trabajo experto en medicina narrativa, que cada vez está cogiendo más relevancia para complementar la medicina basada en evidencias y como complemento a los datos puramente científicos de la enfermedad.

La metodología de los talleres facilita a un grupo de entre 10 y 12 pacientes la posibilidad de ir relatando por escrito distintos aspectos de la patología en la que esté centrada la práctica, como cáncer de mama o enfermedades del corazón. Cómo la viven estos pacientes, qué ha cambiado en sus vidas y en su entorno o el relato de las emociones más fuertes y del sufrimiento humano que conllevan los síntomas, el dolor o cómo afecta el tratamiento médico.

De esta forma, en cada sesión, y dependiendo del tipo de enfermedad en la que se centre el taller, los pacientes abordan por escrito distintos aspectos relacionados con la dolencia, y se enfrentan y aprenden a identificar y a describir sus emociones. («Uno comprende lo que uno experimenta solo cuando lo representa»).

Permiten a los pacientes detectar sus emociones más relevantes en la enfermedad; encontrar con la escritura una herramienta para identificar, relativizar, matizar, gestionar y expresar sus emociones.

El taller permite, asimismo, a partir de la lectura de todos los textos de los participantes que surjan en cada sesión, identificarse con los sentimientos de otras personas que sufren los mismos síntomas, con el objetivo de que esto contribuya a que no se sientan tan solos o tan incomprendidos en la enfermedad. («Una narrativa del paciente permite que su experiencia sea utilizada para la enseñanza de la enfermedad, inspira a otros pacientes»).

Estos talleres nacen, pues, entendiendo la función terapéutica que tiene para los pacientes poder relatar por escrito su enfermedad y todos los sentimientos asociados a ella, como una manera de liberarse del sufrimiento. Introducir la variedad de la vivencia emocional de la enfermedad es una manera de reconocerlo.

Existen tantas enfermedades como enfermos. El taller permite poder a los pacientes para que se sientan escuchados, valorados.

Pero, además, estos relatos son editados y corregidos para su posterior publicación, cuya lectura podría permitir una mejor comprensión de la enfermedad. Éste es un deseo: que puedan servir a la investigación y al conocimiento médico o facilitar las respuestas ante las emociones más relevantes ante determinadas enfermedades.

Y sería muy ventajoso que un laboratorio farmacéutico optara por incorporar en el estudio de una determinada patología este aspecto más subjetivo o emocional de la enfermedad. Equivalente, posiblemente, a mostrar un interés claro también por cómo afecta a este nivel emocional su tratamiento farmacológico. Y querer aprender de todo ello para mejorarlo.

Resumiendo, en fin, estos talleres, que recogen la narrativa de los pacientes, nacen con el objetivo de ser un paso más en el camino o en la tendencia actual de la medicina de querer a englobar la realidad emocional de los pacientes.

«La medicina se equivocó al separar las cuestiones de la vida de las cuestiones de la enfermedad»
Rita Charon

@soniamarcamps

Sensaciones

Mujeres creativas

Creo que la mejor mención que puedo hacer a la mujeres en su día internacional es una relectura a lo que considero esencial del libro de Clarissa Pinkola «Mujeres que corren con lobos”; como una invitación a recuperar su espíritu más salvaje o más intuitivo a través de la creatividad y de rodearse de quienes realmente apoyan su arte y esta parte tan esencial de su vida.

“Los amigos que nos aman y contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo”. Y puesto que yo también estoy convencida de que la creatividad es la forma más rápida de volver a nuestro instinto femenino, de volver a nuestra mente salvaje, a nuestra voz sabia, a nuestro yo más profundo o más genuino.

“Cualquier persona que no apoye tu arte o tu vida no merece que tú le dediques tiempo. El hecho de estar con personas reales que nos confortan, nos apoyan y ensalzan nuestra creatividad es esencial para la corriente creativa. De lo contrario, nos morimos de frío; se congelan los pensamientos, las esperanzas, las cualidades, escritos, obras teatrales, diseños o danzas”.

Ilustración del libro "Mujeres que corren con lobos",
Ilustración del libro «Mujeres que corren con lobos»,

“Todas podemos encontrar el camino de regreso… Aunque nuestras decisiones erróneas hayan sido la causa de nuestro extravío (en un lugar demasiado alejado de aquello que necesitamos) no hay que perder la esperanza, pues el interior del alma contiene un indicador automático de ruta».

Y acabo con una idea. Creo que de la intensidad del dolor de una mujer herida sale una inmensa energía para recuperar nuestra parte más salvaje. Cuando más hondo es el dolor, más amplia nuestra capacidad creativa que nos hace regresar a nuestro espíritu salvaje, a nuestra alma, a la voz de nuestra conciencia, y en definitiva, a nosotras mismas.

La capacidad de amar de las mujeres creo que es proporcional a esta capacidad para recuperar su fuerza creativa.

¡Feliz día de la mujer espiritual y salvaje! 🙂

@soniamarcamps

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Ilustración de Raquel Gu, mujer creativa, a quien admiro, y amiga.

Sensaciones

Sveta, una mirada feliz

Sveta tiene una mirada y una cara de auténtica felicidad. Es una gran violonchelista y madre de dos hijos. Durante cinco años la he visto ir y venir, de un sitio a otro, de un trabajo a otro, de una actividad a otra, con su gran instrumento en la espalda, y de la mano, sus dos niños; tirando de sus dos niños muchas tardes en la gran ciudad donde vive.

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Lo suyo es puro amor por sus hijos y puro amor por la música. Jamás una queja, consagrada como vive a las partituras y su tarea de mamá. Sus muchas horas de ensayos, porque es una artista de nivel y prestigio, las vive con total entrega y felicidad. Está casada, por decirlo de alguna forma, con su gran instrumento de cuerda. Es una mujer feliz. Feliz con los dos niños, que ha criado en condición de mujer separada. Feliz con sus preciosas suites de Bach…

No ha tenido un alto estado de bienestar, aunque ha ido mejorando con el tiempo. La he visto pasar frío algún invierno, durante los meses más duros. Yo misma he presenciado el frío que hacía en su casa una tarde gélida de noviembre. Pero, ella jamás pronunciaba una queja.

Le ha tocado durante una buena temporada hacer recitales en un tanatorio durante la ceremonia de despedida de difuntos; uno y otro día en este ambiente de funeraria. Un trabajo que permite ganar dinero y que ha combinado con sus conciertos de verdadera artista, sola o con otros músicos de cierto prestigio. Mi amiga es una gran violoncelista, e intenta ganarse la vida de artista como puede, moviéndose mucho; en un país donde la cultura está mal pagada, donde los artistas y los músicos están mal pagados. Desprestigiados y desprestigiada su música muchas veces por cómo se remunera.

Pero jamás se ha rendido. Toca gratis si hace falta algún concierto. O toca, a veces, por poco dinero. Y hace grandes conciertos con grandes orquestas. Lo ha ido combinando durante años, y las cosas, poco a poco, han ido mejorando en calidad de vida. Y los niños van creciendo… Ya no requieren de tanta atención ni dan tanto trabajo, aunque sigue entregada a ellos en su condición de madre feliz.

También, con el paso de los años, ha superado anímicamente lo que le supuso la ruptura del matrimonio. Se consagró feliz a los niños y a su carrera como violoncelista. Hoy, contenta como siempre, desde su felicidad, innata o aprendida o trabajada, o de pura observación e inteligencia de lo que es la vida, porque vivir feliz con lo que uno tiene, al fin y al cabo, es pura inteligencia, la forma más alta de inteligencia, me ha dicho todo lo que espera de una relación de pareja.

A partir de aquí, me ha ido describiendo toda su filosofía de vida. Llevo tiempo leyendo manuales de psicología, sobre la felicidad, el conocimiento de los estados de ánimo, el pensamiento positivo, el aquí y ahora, el vivir sin miedos, la autoestima… Sveta me ha soltado en diez minutos todo lo que hay que aprender de la vida… para vivirla. Todo lo que he leído, la esencia de lo que he leído, toda la teoría de los libros que deberíamos poner en práctica, o saber poner en práctica, mejor dicho, me la ha recitado en un plis-plas Sveta, con sus ojos chispeantes, su cara de felicidad absoluta, y como nunca la había visto. Irradiaba vida y ganas de vivir. Me decía: “Hasta ahora, solo he pedido trabajo, trabajo, trabajo, y me han dado trabajo, trabajo y trabajo. Y me he pasado de tanto pedir trabajo, porque he tenido demasiado trabajo”. Se ríe cuando lo cuenta. “He cobrado poco, je, je, pero trabajo no me ha faltado”.

“Todo vendrá…”. Lo dice con tanto convencimiento, que le pregunto cómo lo hace para estar tan convencida de ello. Me pone el símil de su hijo cuando pide algo que le hace mucha ilusión pero es muy caro, y no se lo puedes comprar, pero el niño sabe que algún día lo tendrá. Me maravilla esta comparación. Porque entiendo que igual que una madre da amor incondicional a su hijo, ella se considera digna, merecedora, de ser querida…  de forma incondicional y de tener lo que pide. De corazón, me dice que pide…

Sveta es creyente. Habla de Dios. Pero para ella podría utilizar si quiero el sinónimo de energía o de alguien o algo superior. Todo es amor, me dice. Todo es amor. El amor lo mueve todo. Esta energía es amor. Y ella está totalmente conectada con esto. Me lo confirma al decirme que nunca se siente sola. “Voy por la calle, y no estoy sola; ¿cómo puedo estar sola si la calle está lleno de gente?”. “A veces, quiero estar sola, me dice, pero los niños no me dejan”. Se ríe. “Cuando se van, digo, qué bien, volver a mi chelo”.

Sveta se ha pasado toda su vida ensayando, mejorando su música, disfrutándola. Creando. Creando. Toda una vida consagrada a este instrumento, que adora. Y adora a sus hijos. Es una buena amiga a quien veo a menudo. Pero jamás la había visto tan radiante como hoy. Sveta parece feliz. Porque cualquier cosa que le ocurre es perfecta. No me lo ha dicho. Pero lo sé por cómo se adapta a sus circunstancias y no pierde la felicidad ni la manera de ver y de caminar por el mundo. Vive en colores en esta su gran ciudad que a mí a menudo me parece gris, oscura. Observa el mundo sonriéndole.

Me cuenta también que no se pueden tener malos pensamientos ni anticipar problemas ni cosas malas que nos podrían ocurrir. Porque después ocurre lo que piensas, lo que imaginas tanto que puede ocurrir, dice. Que este tipo de pensamientos hay que frenarlos en seco. Me dice que su madre siempre se lamenta. No es genética de la felicidad, por tanto, lo suyo. Porque yo atribuía a la genética esta maravillosa manera de pensar de Sveta.

Me dice que cada día habla con sus padres por Skipe (sus padres viven en la antigua Unión Soviética, y los ve poquísimo, una vez cada no sé cuantos años; y es más, ellos ni siquiera han visto jamás a sus nietos, a los hijos de Sveta, que es hija única), y que les anima, sobre todo, en sus achaques físicos y por la edad, pues su madre se queja a menudo de dolor. Ella le dice, la medicina han inventado una cosa maravillosa que son las pastillas para el dolor. Y sonríe al decirme que esto es lo que dice a su madre. Y sonríe al contarme que hay que vivir en el ahora. Que nada de quedar en el pasado, que el pasado ya se ha ido, que ya no está. Que hay que vivir en el presente absoluto. Aquí.

Y me señala el segundo que estamos teniendo. Y me dice, sin dar lecciones, sin pretender ni convencerme ni dar lecciones, sin importarle lo que pienso, porque ya sabe que no pienso nada malo de ella (y qué más le daría), que se puede ver incluso la luz del semáforo como algo amable y a lo que poner imaginación, como si te guiñara un ojo o te dijera buenos días, me cuenta.

Sveta consagra y ejemplifica todo lo que yo he extraído y subrayado en mis lecturas.

Sensaciones

Memoria y apariencia

Conozco a una señora mayor que va perdiendo memoria. La conozco del barrio y conozco a su familia, quien me informa de que su estado no es muy bueno. No me atrevo a utilizar la etiqueta de ninguna enfermedad; demencia, alzheimer…

La veo a menudo, casi a diario, bajando a comprar con un carrito y la ayuda de una asistenta. Me saluda por la calle… como si nada; cordial, amable, recta, sin perder un hilo su compostura y con una sonrisa enorme, de mujer alegre, tal como siempre la he visto.

Hoy, desde el otro lado del semáforo, me ha regalado un saludo enorme levantando la mano. Llevaba su bolso agarrado debajo del hombro, como la señora que siempre ha sido. Intentando ser la señora que siempre ha sido, que sigue siendo, a pesar de esta memoria que borra, que va borrando, como el paso del tiempo, todo lo que hemos sido.

Me he imaginado el derrumbe de su alma, a pesar del cuerpo erguido. Su sufrimiento. Quizás, la realidad es más triste que la forma como ella lo padece… No lo sabemos. Quién lo sabe. No sabemos ni si ella es consciente realmente o no de la dimensión de esta pérdida atroz de ella misma, de nosotros mismos.

Esta señora, con todo su nombre precioso de mujer que no puede ser pronunciado en este artículo, de señora, de madre de familia, abuela de no sé cuantos nietos, ahora se derrumba por dentro, sin que se note la fragilidad que hay por debajo de sus cimientos, de sus huesos.

Lo curioso es que queda todavía esta compostura, arraigada en su forma de ser y estar. Como en una lucha interna, más o menos consciente, o cada vez menos consciente… Me pregunto cuánto tiempo más la expresión aguantará el desgaste del sufrimiento, de la desmemoria.

Intento acercarme a ella cuando la veo. Casi tocarla. Decirle sin decírselo: lo sé, te comprendo. Cuando, en realidad, de la misma forma que hace ella, le hablo como si nada ocurriera… como si fuera un jueves corriente y soleado en la calle de Barcelona que compartimos.